Los perros saben perfectamente cómo obtener nuestra atención: el ladrido, el lloriqueo, el gimoteo son algunas de las maneras que tienen. A que funciona ¿verdad?
Este comportamiento casi siempre tiene una reacción por nuestra parte: nos reimos, le acariciamos, le hablamos o, incluso, le llegamos a regañar. Todas estas acciones lo refuerzan.