Los que habéis leído otros artículos míos o los que me seguís en Twitter ya sabéis que no utilizo frecuentemente los premios de comida, creo que el contacto físico a través del juego es una manera más natural y mejor de enseñar y tener una buena relación o vínculo con el perro.
Pero, esto no significa que este tipo de recompensas no sean útiles. Se usan para enseñar habilidades y para algo que, creo, es mucho más importante: para inducir y trabajar estados emocionales de calma.
¿Cómo?
1. Deja al perro quieto sentado o de pié, le recompensas por ello y te alejas unos pasos sin decirle nada.
2. Esperas el tiempo necesario para que el perro por su propia iniciativa se siente o se tumbe, entonces le vuelves a premiar y a alejarte.
3. Cuando se tumbe con el culo hacia un lado le vuelves a recompensar.
4. Si apoya la cabeza en el suelo, tiene premio.
5. Así hasta que se tumbe de costado con todo el cuerpo (como en la foto).
6. Si en alguna ocasión se mueve y rompe el ejercicio, le colocas en quieto y vuelta a empezar.
¿Qué conseguimos con este ejercicio? Que el perro esté con una postura corporal cada vez más relajada y, en consecuencia, su cerebro le induzca relajación.
No le estamos enseñando ninguna acción en concreto, sino que le estamos recompensando un estado emocional: calma y tranquilidad.
¿Te ha interesado el artículo? Si es así, te invito a que te unas a la comunidad de este blog haciéndote miembro suscriptor, ¡es gratis!
¿Te ha interesado el artículo? Si es así, te invito a que te unas a la comunidad de este blog haciéndote miembro suscriptor, ¡es gratis!