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martes, 11 de diciembre de 2012

Los "estados emocionales" del perro

En ocasiones me he referido en algún momento a las emociones del perro y a que influyen en su conducta. En este artículo me propongo explicaros qué son y cómo podemos utilizarlas.

La emoción forma la parte principal del sistema regulatorio del perro junto con la motivación, ambas son procesos involuntarios (no podemos elegir no tener miedo o hambre) destinados a la supervivencia y autodefensa del perro.

Muchos autores no se muestran de acuerdo sobre el significado exacto de "emoción". Esta es la definición que me parece más exacta: "La emoción es un sentimiento involuntario y los estados biológicos, los estados psicológicos y el tipo de tendencias a la acción que la caracterizan".

Donde sí parece haber un consenso es en la utilidad de las emociones: predisponen o dirigen la conducta de forma espontánea en momentos comprometidos donde la respuesta cognitiva resultaría ineficaz por lentitud o ausencia de datos. Ejemplo: si pasamos de noche por un callejón oscuro y nos encontramos de repente con varias personas con malas intenciones, no nos paramos a analizar fríamente la situación. Lo que hacemos es sentir miedo y el miedo le dice a nuestra cognición: no pienses, corre y vete a un lugar seguro.



La dificultad de trabajar con emociones en un perro está en dos puntos concretos, que son involuntarias y que la conducta que generan no se rige por las mismas leyes que la conducta generada por actos cognitivos, por eso no se habla de aprendizaje emocional sino de gestión emocional.

La gestión emocional nos permite influir en conductas emocionales del perro: agresión, miedo, ansiedad, alegría, estrés...Si se ignoran las técnicas de gestión emocional y se usan sólo técnicas conductistas o cognitivas nos darán resultados parciales, incompletos y que fácilmente desaparecen al subir el nivel emocional por encima de aquel en que hemos entrenado al perro.

Hay que tener muy en cuenta que el control cognitivo no se pierde de golpe, se va perdiendo según aumenta la intensidad de la emoción. La emoción en un perro se segmenta en base a la intensidad en un determinado momento, es lo que se denomina estados emocionales del perro: (desde su intensidad mínima hasta la máxima).


>Predisposición emocional

La emoción aparece a un nivel tan bajo que no es reconocida como tal, es un estado de ánimo. El perro debe tener un estado de ánimo positivo para tener una buena predisposición al trabajo que le queremos realizar.


>Inquietud emocional

La emoción es percibida pero resulta fácilmente manejable. En este tramo se trabaja para corregir fobias/ansiedades y enseñar acciones de contracondicionamiento (ejercicio que es incompatible con el que queremos eliminar, ej: miedo, enseñar el JUNTO) a reacciones emocionales inadecuadas.


>Influencia emocional

La emoción es claramente percibida y no puede ser apartada de la actuación del perro influyendo en su conducta. Se exigen al perro los contracondicionamientos enseñados en el tramo anterior para controlar las reacciones emocionales inadecuadas y se enseña a canalizar la emoción en una acción lícita (ej: petardos, huir hacia el dueño). La dirección de la conducta (qué hacer) está controlada por el sistema cognitivo, la forma de la conducta (cómo hacerlo) está controlada por el sistema emocional.


>Dirección emocional


La emoción dirige la conducta y el sistema cognitivo la forma de la conducta. Se canaliza la emoción a través de la acción lícita enseñada en el tramo anterior.


>Rapto emocional

La emoción dirige y determina la conducta. No se puede trabajar con el perro en esta situación. El perro pierde todo su autocontrol y solo podemos imponer un control externo.


La gestión emocional tiene una consecuencia muy interesante: 

Si a través de las conductas emocionales que diseñemos el perro encuentra solución a la emoción que siente empezará a tener seguridad en que puede resolver la situación emocional (huir, si se llega a la seguridad, es una solución al miedo) empezará a tolerar niveles progresivamente más altos de emoción. Por lo tanto, no solo estaremos dándole una alternativa a la emoción que siente el perro, por ej. miedo; sino que además estaremos solucionando el problema de fondo: el perro tendrá cada vez menos miedo.




(Modificado del libro 'Adiestramiento canino cognitivo-emocional' de Carlos Alfonso López García)

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