Cuando empecé con este blog, escribí un artículo donde describí las distancias de relación que tienen los perros con respecto a otros perros o humanos: la social, individual y crítica. En cada una de ellas el perro se comporta de diferente manera, es decir, la distancia a la que se encuentre influye en su forma de actuar con respecto al perro o humano con el que esté interactuando.
El entrenamiento con el perro se realiza principalmente dentro de la distancia individual, pero se debe dar libertad al perro para alejarse o acercarse al entrenador/dueño.
¿Por qué esto debe ser así? ¿Qué consecuencias tiene para la sesión de aprendizaje con el perro?
Practicar con el perro dentro de la distancia individual permite estrechar la relación y generar los estados emocionales adecuados para que el entrenamiento sea considerado por el perro como una práctica de colaboración con el humano.
Dicho lo anterior, es muy importante que el perro pueda tener control del manejo de la distancia con el entrenador. Te lo explico: durante las sesiones, hay que dar al perro la posibilidad de poder alejarse y tener su espacio si, por el motivo que sea, empieza a sentirse agobiado o el entrenamiento le está sobrecargando/estresando. Esta circunstancia puede ser un evaluador claro del progreso de la sesión o de la enseñanza y hay que tenerla en cuenta para decidir realizar una pausa.
Se le da al perro el control y la posibilidad de que decida detener la sesión de entrenamiento, aumentar la distancia con el entrenador/dueño y tener su espacio.
Para dar libertad al perro y que pueda gestionar las distancias, es conveniente practicar con una correa suficientemente larga, de 2 o 3 metros, o con una doble correa. También podría estar el perro suelto, pero hay muchas ocasiones que esto no es seguro.
Pero, ¿qué pasa si el perro decide acercarse al guía hasta, incluso, el contacto físico?
En este caso hay que evaluar por qué lo hace:
- Se siente tan seguro y cómodo que rompe la distancia individual con el guía, por lo que el entrenamiento estaría generando un gran vínculo.
- Se siente agredido emitiendo señales de amenaza, por lo que habría que estar muy atento.
- O, lo más común, se siente incómodo con el entrenamiento emitiendo señales de calma o apaciguamiento para que cese la sesión porque le está superando emocionalmente.
Cuando te pongas a practicar con tu perro, ten presente que puede necesitar pausas y estate muy atento/a a las señales que pueda emitir. Haz que el entrenamiento sea algo colaborativo, no una imposición por una de las partes, y da a tu perro la posibilidad de decidir cuándo acabar.
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