Cuando queremos educar o enseñar acciones nuevas a nuestros perros, normalmente, tienen una fuerte dependencia de estímulos externos para iniciar y/o mantener dichas acciones, es lo que se llama tener perros reactivos. Esta dependencia hace que cuando un perro se enfrenta a una situación nueva, la cual le genera estrés, no sepa gestionarla adecuadamente y busque nuestra ayuda para encontrar la solución al problema y realizar la conducta adecuada.
Si queremos que nuestro perro aprenda a gestionar mejor el estrés que le produce el enfrentarse a una situación nueva, debemos trabajar con él para tener un perro proactivo, es decir, un perro que se implique y actúe de forma activa buscando la solución al problema que se le plantea. De este modo, tendremos un perro menos dependiente de nosotros y tendrá una mayor capacidad de aprendizaje de nuevas conductas.
Para conseguir proactividad en el perro debemos seguir unas pautas:
- Resolución proactiva de problemas: poner al perro en situaciones nuevas, buscando que actúe de forma no programada para conseguir un premio (comida o juguete). Estas situaciones pueden ser laberintos, comida escondida en cajas o en sitios difíciles, etc. Es importante variar continuamente los problemas y adecuar la dificultad al avance del perro. Este trabajo siempre es en positivo y nos podemos ayudar con el clicker.
- Ritmo de trabajo: con acciones sencillas ya aprendidas por el perro (sentado, tumbado...) realizadas de forma rápida ofreciendo comida o juego como recompensa. Sesiones cortas y muy rápidas que hagan difícil al perro seguir el ritmo, incluso dejando que se pierda. Mejora la atención y la concentración.
- No crear dependencia de la correa: realizar con el perro ejercicios sin correa para prevenir dos posibles problemas: que el perro necesite la correa para aprender; y que el perro se apoye en ella para solucionar cualquier problema, ya que nosotros inconscientemente podemos corregirle a través de la correa.
- Uso del aislamiento o time out: en sesiones de trabajo en positivo sobre ejercicios ya conocidos por el perro es tremendamente eficaz para aumentar la implicación del perro interrumpir la sesión cuando el perro cometa algún fallo.
- Trabajo natural de nariz: en la obediencia, sin darnos cuenta, podemos estar ayudando demasiado a nuestro perro, sobreguiándolo (posiciones inconscientes del cuerpo, ayudas de la correa...) en un trabajo de rastro natural esto no es posible. Este trabajo refuerza la autonomía y la capacidad de concentración del perro.
De esta forma nuestro perro aprenderá a ser más proactivo y se implicará más en el trabajo cuando le queramos enseñar nuevas acciones. Y además, sabrá gestionar mejor cualquier situación nueva que le provoque estrés y encontrar por si solo la conducta correcta que solucione esa nueva situación.
(Modificado del libro 'Adiestramiento canino cognitivo-emocional' de Carlos Alfonso López García)
(Modificado del libro 'Adiestramiento canino cognitivo-emocional' de Carlos Alfonso López García)
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