Ya lo sabéis, para mi la mejor recompensa durante la educación básica en la relación dueño/perro es el juego directo con el perro. Pero si además usáis otro tipo de premios, como golosinas, ¿os habéis preguntado por qué golosinas y no otro tipo de comida? Es más, ¿por qué comida y no usar otras recompensas como la pelota, mordedor, juguete...?
Una respuesta podría ser por la sencillez y rapidez a la hora de premiar. Bien, pero lo que os planteo es que vayáis un paso atrás y os preguntéis: ¿realmente qué motiva a mi perro? ¿Estoy usando la recompensa más eficiente?
Os lo voy a explicar con un ejemplo:
Cuando quiero enseñar a mi perro Biotz alguna habilidad nueva utilizo un tipo de comida (sólo la uso en estos casos). Si me pongo a trabajar con él usando unos trozos de pan (no es que le guste, sino lo siguiente: le encantan), su conducta se descontrola tanto que es imposible que se centre en el trabajo. Es decir, su emoción es tan alta que su cognición (aprendizaje) es nula. Por eso uso pienso para enseñarle habilidades, es decir, una meta o premio más baja aunque motivante para poder ser eficiente en el aprendizaje.
Como veis, hay que tener muy en cuenta qué tipo de recompensa se utiliza cuando estamos enseñando al perro un nuevo ejercicio si queremos ser eficientes. A un perro que tenga una alta obsesión por la pelota es bastante más difícil enseñarle ejercicios nuevos con ella ya que su nivel de emoción es tan alto que su conducta se descontrolaría. Tenemos que tener a un perro motivado por la recompensa pero sin llegar al extremo de no poder transmitirle nueva información.
Por lo tanto, antes de empezar una sesión de trabajo con el perro debemos evaluar la meta (premio o recompensa) que vamos a utilizar. Saber qué motiva al perro y usar un nivel de meta adecuado para que su emoción sea la correcta y ser eficientes en la transmisión de la información que queremos que aprenda.
Al final, lo ideal, es que nosotros seamos la meta del perro, que todas las recompensas "artificiales" desaparezcan y que el perro realice los ejercicios sólo porque se lo pedimos nosotros, ¿no os parece?
Cuando quiero enseñar a mi perro Biotz alguna habilidad nueva utilizo un tipo de comida (sólo la uso en estos casos). Si me pongo a trabajar con él usando unos trozos de pan (no es que le guste, sino lo siguiente: le encantan), su conducta se descontrola tanto que es imposible que se centre en el trabajo. Es decir, su emoción es tan alta que su cognición (aprendizaje) es nula. Por eso uso pienso para enseñarle habilidades, es decir, una meta o premio más baja aunque motivante para poder ser eficiente en el aprendizaje.
Como veis, hay que tener muy en cuenta qué tipo de recompensa se utiliza cuando estamos enseñando al perro un nuevo ejercicio si queremos ser eficientes. A un perro que tenga una alta obsesión por la pelota es bastante más difícil enseñarle ejercicios nuevos con ella ya que su nivel de emoción es tan alto que su conducta se descontrolaría. Tenemos que tener a un perro motivado por la recompensa pero sin llegar al extremo de no poder transmitirle nueva información.
Por lo tanto, antes de empezar una sesión de trabajo con el perro debemos evaluar la meta (premio o recompensa) que vamos a utilizar. Saber qué motiva al perro y usar un nivel de meta adecuado para que su emoción sea la correcta y ser eficientes en la transmisión de la información que queremos que aprenda.
Al final, lo ideal, es que nosotros seamos la meta del perro, que todas las recompensas "artificiales" desaparezcan y que el perro realice los ejercicios sólo porque se lo pedimos nosotros, ¿no os parece?
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