La redundancia en la comunicación
En nuestro afán por querer hacernos entender con nuestros perros emitimos todo tipo de señales corporales y verbales como si fuésemos una orquesta mal coordinada. Los pobres perros intentan en todo momento captar dos o tres notas coherentes del concierto desafinado que damos para averiguar qué es lo que les queremos decir. ¿Cómo afinar nuestro concierto de señales y mejorar la comunicación con los perros? Sigue leyendo...
En nuestro afán por querer hacernos entender con nuestros perros emitimos todo tipo de señales corporales y verbales como si fuésemos una orquesta mal coordinada. Los pobres perros intentan en todo momento captar dos o tres notas coherentes del concierto desafinado que damos para averiguar qué es lo que les queremos decir. ¿Cómo afinar nuestro concierto de señales y mejorar la comunicación con los perros? Sigue leyendo...
Los perros se comunican entre sí, y con el humano, a través de señales corporales que debemos conocer y a través de vocalizaciones (ladridos), aunque en menor medida y casi siempre vinculados a un estado emocional del perro. Por lo tanto, la comunicación canina es en gran medida visual. Los perros están capacitados innatamente para captar el más mínimo gesto que podamos hacer, son especialistas en eso. Aunque, por supuesto, son capaces de asociar sonidos (palabras) a diferentes acciones u objetos (hay perros que han llegado a aprender cerca de mil palabras a través de la discriminación: se les presenta un nuevo objeto junto a otros ya conocidos y por descarte asocian el nuevo sonido (palabra) con el nuevo objeto).
En muchas ocasiones, cuando queremos hacernos entender, repetimos las palabras, realizamos los mismos gestos o todo simultáneamente, sin saber muy bien qué estamos haciendo y cómo lo percibe la otra persona. Con los perros actuamos de la misma forma: hablamos y gesticulamos repitiéndonos porque así pensamos que el perro nos entenderá mejor. A esto se le llama:
Redundancia en la comunicación: repetir una misma señal una y otra vez con un mismo significado o realizar señales diferentes para comunicar lo mismo.
En ocasiones la redundancia nos será útil y en otras tendrá un efecto negativo en la comunicación. Nos será útil cuando el perro no esté atento y tendremos problemas cuando sí lo esté:
- Útil: repetir una señal verbal dará valor y significado a una nueva conducta que guiemos por primera vez con luring (el perro sigue los movimientos de la mano por la comida) ya que estará más pendiente de la comida que de lo que decimos. En otras ocasiones, dar dos señales que signifiquen lo mismo (por ejemplo decir "tumbado" y señalar el suelo con la mano) nos ayudará cuando el perro no esté concentrado en nosotros, como en situaciones con distracciones, para que la información llegue mejor.
- Problemas: si el perro está concentrado en recibir una orden verbal y la repetimos varias veces, disminuimos su valor y le indica al perro que no era necesaria tanta atención, además debilita la asociación entre la orden y el reforzador. Por otro lado, usar dos señales distintas con una misma información cuando el perro está concentrado hará que aprenda a ignorar la señal que le sea más difícil de entender.
Entonces, ¿cómo introducir una nueva señal oral o gestual? La nueva señal se le presentará al perro justo antes de la que ya conoce, no simultáneamente. (Con el perro concentrado se le puede decir "tumbado" y después señalar el suelo con la mano).
Por lo tanto, está claro que debemos ser mucho más conscientes de cómo nos expresamos oral y corporalmente con los perros. No tenemos más remedio que afinar ese concierto (o desconcierto, mejor dicho) de señales que emitimos para comunicarnos mejor con nuestros perros. Muchos problemas de convivencia se basan en una mala comunicación. Hagamos que entiendan más de dos notas seguidas y poder tener así una mejor y estrecha relación. Ellos están deseosos de escuchar nuestro concierto.
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