Es una afección básicamente emocional que consiste en reaccionar ante un entorno que el perro no sabe gestionar, entrando en un estado apático, indiferente al entorno y sin interactuar con él.
El perro suele permanecer postrado y pierde interés por comer y beber. También es frecuente que al realizar cualquier conducta muestre niveles de ansiedad superiores a lo normal.
- Tras situaciones de pérdida (abandono, muerte de otro perro de la casa, desaparición de un miembro de la familia...).
- Como consecuencia de un shock (atropellos, fuertes caídas...).
- O como reacción a situaciones inmanejables (adiestramiento violento o incoherencia en el adiestramiento -castigar una conducta antes premiada-).
Normalmente el perro se recupera solo en menos de dos semanas (de 8 a 10 días); si no sucede así es necesario tratar la depresión, que podría agravarse hasta llegar a la muerte del perro.
El tratamiento recomendado combina el uso de antidepresivos con trabajos de adiestramiento conocidos y positivos para el perro. Si no conoce ninguno se puede enseñar acciones básicas, particularmente el JUNTO (contracondiciona el estado de postración del perro) que premiaremos mucho.
Trataremos de que el perro consiga experiencias exitosas y esto le haga buscar una interacción cada vez mayor con su entorno.
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